Una vez cristalizado el primer cristal, decidimos estudiar si la temperatura afecta o no a la cristalización del ADP. Para hacer este estudio hemos preparado varias disoluciones de fosfato monoanionico en agua siguiendo el protocolo de cristalización.
Una de las disoluciones la hemos mantenido en la calle durante 4 días, con temperaturas que han oscilado entre los 1ºC y los 7ºC.
La segunda de ellas ha estado también 4 días a la temperatura del laboratorio (18±1ºC).
Por último, la tercera disolución se ha dejado cristalizar el mismo número de días en estufa a una temperatura controlada de 30ºC.
Los resultados obtenidos indican que hay diferencias en los cristales y en el peso.
Por un lado, cuanto más baja es la temperatura, el ADP cristaliza en cristales más rudos y gordos. Según aumenta la temperatura estos cristales se vuelven más finos.
Por otro lado, el peso de los cristales es mayor a temperaturas más bajas.
El cristal de ADP conseguido a temperaturas inferiores a 7ºC pesó 172,3 gramos, el cristal de ADP obtenido a temperatura de laboratorio fue de 145,2 gramos y el cristal de ADP sacado de la estufa fue de 108,5 gramos.
La conclusión que se saca de este experimento es que a medida que el enfriamiento es más lento, se cristaliza más despacio, obteniendo cristales más pequeños pero de mayor calidad.