Artículo de opinión del salesiano Pedro Yedra. (salesianos.edu)
Según el DRAE innovar es “mudar o alterar algo, introduciendo novedades.” Significa buscar nuevos resultados, nuevos productos porque los que tenemos ya no dan respuestas, ya no nos valen.
Cuando la autovía desde Jerez de La Frontera hacia el Campo de Gibraltar era sólo una carretera, había una venta muy famosa. Cualquiera que pasara por allí sabía que era parada obligatoria para descansar y tomar al menos un café. Con el tiempo, hicieron la autovía, el dueño de esa venta puso algún cartel, pero los automovilistas buscaron otras soluciones y aquella que fue tan floreciente, desapareció. Sin embargo, en la autopista de Sevilla a Huelva ocurrió algo distinto. En la vieja carretera había también una famosa venta, esta, cuando comenzaron las obras de la nueva autopista, puso en un nuevo y estratégico lugar, un moderno establecimiento que tuvo mucho más éxito que el antiguo. ¿Qué pasó? Pues algo muy sencillo. El primero no se quiso dar cuenta de lo que se le venía encima. Probablemente le invadió el miedo. Puso algunos carteles, adecentó el lugar, cambió los baños… poco más. En otras palabras, actualizó su negocio, pero no le sirvió de nada y se extinguió. Sabía que tenía que cambiar, pero el cambio le daba tanto miedo que no fue lo suficientemente valiente para salvar la situación.
El segundo creó algo totalmente nuevo. En esencia era su mismo negocio. La misma buena forma de atender a sus clientes. Era la misma buena comida de toda la vida… pero no se limitó a un lavado de cara, manteniendo su tradición, creó algo totalmente nuevo.
Mientras que el primero solo actualizó, o sea intentó actualizar y no hubo cambios profundos, el segundo innovó y además disruptivamente.
Tipos de innovación
Innovación disruptiva: Proviene del mundo de la economía. Clayton Christensen (profesor en Harvard Business School) en 1997 en el libro “The innovators dilema” acuñó este término y se refiere a cómo puede un producto o servicio que en sus orígenes nace como algo residual o como una simple aplicación sin muchos seguidores o usuarios a convertirse en poco tiempo en el producto o servicio líder del mercado.
Innovación evolutiva: Practicadas por empresas que ya tienen un buen producto en el mercado. Tienen un tipo de evolución que consiste en mejorar gradualmente lo que ya tienen para así aumentar los beneficios pero sin preocuparse demasiado de hacer grandes cambios que supongan romper radicalmente con sus procesos o crear nuevos productos.
Un caso de innovación disruptiva fue la llegada al mercado de empresas como Microsoft y Apple que comenzando de la nada, rompieron el mercado y desbancaron a otras como IBM. Esta última hacía una innovación evolutiva, mala elección en aquel momento. Lo mismo pudo pasarle a Nokia.
Cuando se tiene un buen producto, basta una innovación evolutiva. Pero en nuestras instituciones, donde impera una educación muy tradicional con algunos aderezos tecnológicos, la innovación no puede limitarse a ser evolutiva. Hay que romper con un modelo e inaugurar otro. No hay que tener miedo al cambio. Debemos aceptar riesgos razonables y lanzarnos a un modelo que dé respuestas de calidad a los jóvenes del siglo XXI. El modelo ha caducado. Limpiar la cara a un muerto sólo sirve para despedirlo, no para resucitarlo.
Cambiar o innovar por nuestros jóvenes, para ayudarles a desarrollar las competencias que necesitarán en un mundo que cambia a una velocidad de vértigo. Lo demás es un simple “sálvese quien pueda”.
Para nosotros además el modelo debe ser inclusivo y que garantice el éxito de todos. Un fracaso escolar 0 es posible y en nuestras manos está conseguirlo. El éxito de todos es nuestro aporte carismático a esta nueva escuela que emerge. El Sistema Preventivo tal como lo vivió Don Bosco ya no nos sirve, es un modelo del siglo XIX. Los salesianos estamos llamados a actualizarlo. La pedagogía de la bondad debe encarnarse en nuestro tiempo.
Liderar ese cambio
¿Os acordáis de los jueces estrellas? Son jueces, son estrellas, son mediáticos. Salen en la prensa tanto como Cristiano o Messi. Esto puede darse, aunque no es frecuente en el mundo de los colegios. Ojo con los directores estrellas. Estamos en el tiempo de los procesos, de los equipos.
Un colegio no lo lidera una persona sino un equipo. Solo que ese equipo debe contar con toda la capacidad de poderlo hacer. Hay tres claves fundamentales en el liderazgo del cambio:
- El liderazgo debe ser horizontal.
- Debemos pasar de una organización por etapas y funciones a otra por procesos.
- Un nuevo paradigma organizacional basado en círculos, no en pirámides.