Pues sí, como la vida misma, que se quema, se ofrece, se gasta. Así va a arder Don Bosco el próximo 19 de marzo, cuando se encienda la falla situada frente al colegio salesiano de Burriana (Castellón). Este año, el protagonista del conjunto escultórico es el propio fundador de los salesianos, que da nombre al mismo grupo fallero que se creó en esta obra salesiana hace treinta años.
Para conmemorar este aniversario, los de la Falla Don Bosco encargaron al artesano fallero Francisco Jiménez el monumento. Y tras más de un año de trabajo, ahí está el conjunto de poliespán de 12 metros de ancho y otros tantos de alto, con unas 15 figuras, que será pasto de las llamas la nit de la cremà, la noche del 19, para cerrar la fiesta de San José. Correrá el mismo destino que las demás fallas, pues estas esculturas efímeras están destinadas al fuego. Solo en la ciudad de Valencia arderán algo más de 700 monumentos esa noche.
Agudeza visual: ¿qué representa la falla?
La parte central del monumento, es el ninot (muñeco, figura) de Don Bosco de 8 metros de altura. Sobre él, la imagen de santo Domingo Savio, el mejor fruto del sistema educativo del santo turinés. Rodean al santo elementos que recuerdan tres sueños que marcaron su vida y su estilo educativo: el sueño de los 9 años, donde los jóvenes-lobos se convertían en jóvenes-corderos; el sueño de las dos columnas, con la nave de la Iglesia amenazada pero aferrada sólidamente a la columna de la Eucaristía y de María Auxiliadora; y el sueño de las rosas con espinas.
También hay guiños al patronazgo de Don Bosco hacia el mundo del circo, de la magia, del cine, de la formación profesional. Se representan algunos de sus lemas, como el “no con golpes” o el “¿sabes silbar?”, expresiones de su manera de entender la educación y cercanía con los jóvenes. No faltan los milagros, como el de la multiplicación de las castañas, cocinadas en la falla por Mamá Margarita. O el personaje con la camisa de fuerza, que evoca la mañana en Turín en la que los eclesiásticos del tiempo quisieron encerrar a Don Bosco en un manicomio. En fin, todo un conjunto de figuras que cuentan a Don Bosco pero, sobre todo, cuentan el cariño de los Antiguos Alumnos de la obra salesiana de Burriana hacia los salesianos, expresan su agradecimiento hacia la educación recibida y plasman el amor que tiene a Don Bosco. Junto a ello, y ya en clave local, los elementos contienen también una crítica irónica a la política municipal.
Eso me cuenta Salva Doménech, antiguo alumno de salesianos Burriana y alma mater de la Falla Don Bosco. Son unos 200 miembros los que pertenecen a esta agrupación, y viven su tradición fallera unidos a la obra salesiana de este municipio de la Comunidad Valenciana.
Así que, cuando la noche del 19 de marzo comience a arder Don Bosco en Burriana, es el destino de todos los monumentos falleros, será un homenaje a este gigante de la santidad y la educación que gastó-ofreció-quemó su vida en favor de los jóvenes. Color, forma, arte, ingenio, fuego, humo… todo se desvanecerá en un instante para recordar las cosas que perduran. Y esas, importantes y no efímeras como una falla, quedan en el corazón.