Mis combates
Un hombre muere y llega a las puertas del cielo.
El ángel encargado de la acogida le pregunta:
- Muéstrame tus heridas.
Sorprendido, el hombre le contesta:
- ¿Heridas? ¿Qué heridas? No tengo ninguna…
El ángel le responde:
- Entonces, ¿a lo largo de tu vida, no has pensado nunca si había algo por lo que valiera la pena luchar, a pesar de correr el riesgo de ser herido?
Señor, concédeme, en este tiempo de cuaresma, descubrir y asumir esos combates que merecen la entrega de mi vida.