Radiografía de la persona chapuza y chapucera: inferiores a cualquier obstáculo; débiles en las resoluciones; blandos consigo mismos; roñicas con los compañeros; flojos en todo.
Inferiores a cualquier obstáculo: Un problema difícil les aterra; cualquier contrariedad les deprime; un grito les aplana; cualquier obstáculo los ahoga.
Débiles en las resoluciones: “Ahora empiezo, de verdad”… Y ¿ hace cuánto tiempo que vienes repitiendo lo mismo? Todas las semanas: “querría pero…” Son las incondicionales del “si no fuera por… entonces sí que…”
Blanda consigo mismos: Especialistas de la autocomprensión: “No te canses demasiado”… “pobrecilla, no te agotes no sea que…” … “para qué te lo vas a tomar tan a pecho”… en ningún momento tiene el coraje de decidirse y de decirse: “Vividora, despierta y ponte a dar el callo, ¡ya está bien!”.
Roñica con el prójimo: No con todos, naturalmente. Distingue muy bien entre los que le son simpáticos y no. Capaces de cualquier cosa si es por “fulanito”, o con “Zutanito”, o para “menganito”…
Flojos en todo: Desde los calcetines caídos, si es que los lleva, hasta el trabajo, la oración, la disciplina… parecen carretas viejas, siempre chirriando.
Son todo lo contrario de la persona “obra – maestra”: “Superiores a cualquier obstáculo, tenaces, exigentes consigo mismos, amables con los compañeros, exactos en todo”. ¿ Que quién dice esto?
Domingo Savio en el artículo 21 del reglamento de la Compañía de la Inmaculada, escrito por él mismo. Se nota la energía de un muchacho que sabe imponerse a sí mismo, a los demás, a los fracasos y dificultades. Y tenía sólo trece años.
¿Que de dónde sacaba esta fuerza? De María: “Una sincera, filial, ilimitada confianza en María, una ternura singular hacia ella, una devoción constante, nos harán superiores a cualquier obstáculo, tenaces, exigentes con nosotros mismos, amables con todos, exactos en todo”.
Es la santidad salesiana bebida y vivida  por Domingo en su fuente más genuina, Don Bosco. Es la santidad salesiana transmitida como por ósmosis de Don Bosco a sus muchachos. Es la santidad salesiana de las cosas concretas de los días concretos, vividas en la presencia de Dios, densificada en María Inmaculada – modelo a imitar – y Auxiliadora – apoyo firme en la dificultad -.
Es la santidad salesiana que tiene a María como maestra y guía: En tanto que Inmaculada, toda para Dios, lucha abierta y decidida contra el pecado; en tanto que Auxiliadora, fuerza de un apostolado en medio de los hermanos, hecho de generosidad y entrega de la propia vida.

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