ENSEÑANZA CONCERTADA, ¿POR QUÉ? UNA APORTACIÓN EN SALESIANO (tomado de la web de la Inspectoría Santiago el Mayor: salesianos.es)
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No es mi intención alentar alarmismos, lanzar mensajes apocalípticos o llamar a las “barricadas”. Tampoco pretendo hacer un análisis de la situación, porque es manifiesta, me temo que ya con independencia de la Comunidad autónoma en que a uno le toque vivir. Y lo cierto es que, al margen de la reducción de conciertos o de la amenaza de cierre de aulas, lo más preocupante es que en los programas electorales de la mayor parte de los grupos políticos se hable sin pudor de una opción por una escuela pública única, como modelo excluyente. Ni siquiera busco hacer balance autocrítico de las actitudes de inconciencia o, lo que es peor, desidia, conformismo, dejación,… de quienes creemos en las libertades (ojalá el verbo aplicable fuera defendemos), entre las que se incluye la libertad de enseñanza, y que nos han llevado hasta aquí.

Mi propuesta es más bien de fundamentar la enseñanza concertada. Eso podemos hacerlo desde una postura general, en la que digamos que la enseñanza concertada es la que permite el ejercicio de la libertad de enseñanza, porque es la que posibilita que los padres elijan el modelo educativo, la propuesta de hombre, el ideario que quieren para sus hijos; que la enseñanza concertada es la que permite recoger en el marco educativo la pluralidad (¡qué riqueza!) existente en la sociedad y la que evita que la enseñanza se reduzca a un monismo, un unitarismo, ideológico excluyente, aunque el mismo corresponda a las opciones axiológicas del partido que haya llegado legítimamente al gobierno; que la enseñanza concertada es la que permite reconocer a los padres como primeros responsables de la educación de sus hijos, y por eso son quienes eligen, y no un estado, unas comunidades autónomas, cada vez más insaciables en su intervencionismo, propio de opciones políticas que parecían superadas, pero queda claro, que solo parecían;… Pero sobre esto ya he escrito en otros lugares y no es bueno repetirse.

Este artículo me da la oportunidad de fundamentar desde otra perspectiva, de destacar la importancia de la enseñanza concertada desde nuestra particularidad salesiana. Y ¡cuidado!, no ya desde la importancia de educar en libertad y para la libertad, esa libertad de los hijos de Dios (no quepa la menor duda que Dios es menos intervencionista que el estado); no ya desde la legítima defensa de los centros educativos de la titularidad de la Congregación Salesiana, como plataformas de evangelización y servicio, o, esto es más prosaico, como entidades jurídicas y empresas; o no ya desde la protección de los puestos de trabajo (preciadísimo bien) de “los nuestros”;… Desde la perspectiva salesiana, los centros concertados nos permiten educar a quienes nos corresponden por opción e identidad, a nuestros destinatarios preferentes.

He hablado con algún director de centro que, espero fruto de la desesperanza (que, no obstante, es un pecado que no podemos permitirnos), me decía que si nos quitan los conciertos se puede seguir educando, y evangelizando, con centros privados, de pago. Pero lo cierto es que con una escuela de la administración pública gratuita y con plazas suficientes, solo podrían acceder a nuestros centros, de forma mayoritaria o casi exclusiva, quienes tuvieran recursos económicos notables, y eso sería, en parte, como renunciar a nuestros destinatarios preferentes. Definitivamente nuestra opción no es por educar a las élites.

La enseñanza de iniciativa social y su sostenimiento con fondos públicos garantiza el ejercicio de la libertad de enseñanza, y, sobre todo, que el mismo sea igualitario; para todos. Es decir, que los necesitados puedan elegirnos y que nosotros podamos dedicarles la vida. Resulta difícil, en salesiano, no arremangarse y dejarse arrebatar por la defensa de estos principios.

Jesús Muñoz de Priego Alvear, abogado, Coordinador de la Asesoría Jurídica de la zona Sur de la Inspectoría “María Auxiliadora” de Sevilla.

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