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Koldo Gutierrez director del Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil. Hombre sencillo, trabajador, y profundo como deja ver en sus respuestas a nuestras preguntas.

1.- ¿Cómo conociste a los salesianos?

Soy originario de Santander. En mi barrio hay un Colegio Salesiano. Un buen grupo de los chavales del barrio participábamos de las actividades de Oratorio. Como he dicho frecuentaba el Oratorio, y además  era monaguillo en la Iglesia del Colegio.

2.- ¿Cómo surgió tu vocación de Salesiano?

Había respondido la anterior pregunta hablando del Oratorio y comentaba que también era monaguillo. El primer salesiano que conocí fue don Alejandro Campo. Era el encargado de la Iglesia del Colegio de Santander. Don Alejandro era un salesiano mayor. De joven había estado de misionero en Tailandia. Recuerdo de él su trato cercano, también las actividades que preparaba para el grupo de monaguillos. Tengo un gran recuerdo de don Alejandro.

Supongo que mi vocación salesiana surgiera de la confluencia de este ambiente oratoriano, las celebraciones litúrgicas, el testimonio de un hombre bueno. El caso es que pedí ir al Seminario menor que entonces tenía la antigua inspectoría de Bilbao en Zuazo de Cuartango (Alava). En aquella semilla vocacional que había caído en un chaval de 12 años estaba ya lo fundamental. ¿A qué me refiero? Tengo que decir que soy consciente que a mis doce años había en mi amor a Jesús y unos ideales para ayudar a los otros compañeros que yo descubría en Don Bosco de una manera maravillosa. Jesús estaba muy presente. Aquellos salesianos me hablaban mucho de Jesús, me animaban a rezar, teníamos eucaristías. También animaban a vivir con ilusión la entrega juvenil con los ejemplos de la vida de Don Bosco. Allí estaba lo fundamental. Con el caminar de los años mi vida de fe ha tenido crisis, dudas, y momentos de gran intensidad. También he ido conociendo mejor la manera de hacer de don Bosco: sus raíces creyentes, los dones que recibió, su trabajo generoso y constante.

3.- ¿Qué episodio de la vida de Don Bosco te llama la atención?

De don Bosco podría estar hablando durante mucho tiempo. Quizás, cuando era un chaval, me fascinaba su manera de hacer valiente y alegre, su amor a los jóvenes. Con el correr de los años me resulta muy atrayente el hombre de fe, sin por ello, dejar de ser el apóstol entregado.

Jean Guitton fue un filósofo francés de la segunda mitad del siglo XX. Era  muy amigo de Pablo VI. Fue el primer laico invitado como participante en el Concilio Vaticano II. En los años setenta del siglo pasado le preguntaron qué futuro tenía la religión sin la fe. Ningún futuro, fue su respuesta. Es más el filósofo quiso enfocar la respuesta diciendo que la clave de la experiencia religiosa cristiana es la fe y la adhesión a Jesucristo, Dios hecho hombre. Para dar más fuerza a su afirmación busca dos testimonio en la historia y los encuentra en San Pablo y don Bosco. ¿Qué había visto Guitton en don Bosco que a nosotros se nos escapa? Guitton había visto sobre todo su amor a Jesucristo. Para mí esta manera de ver a don Bosco es muy importante.

4.- ¿Cómo es un día en tu vida?

La responsabilidad que tengo como director del Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil hace que las rutinas no sean características en mi actividad. Tengo que decir que sí hay algunas rutinas, especialmente la oración y la celebración de la Eucaristía. A partir de ahí: unos días tengo reuniones, otros estoy en cursos de formación, otros participo de algún Congreso, otros puedo dedicarlos a leer, pensar y escribir. Mi trabajo, como podéis ver, es más de coordinación y reflexión que de acción directa. Se me pide que ayude con propuestas y reflexión a aquellos que trabajan directamente con los jóvenes en nuestros programas educativos y pastorales. Eso también es misión juvenil. Me sé misionero de los jóvenes aunque no pueda estar mucho con ellos.

5.- ¿Cuáles son las personas referentes en tu vida?

No es una pregunta fácil de responder. Las relaciones nos van constituyendo. La clave de la vida de una persona muchas veces está en la relación. Tengo que reconocer que en mi vida muchas personas han dejado una huella profunda. La referencia familiar ha sido y sigue siendo fundamental. Pero también está la referencia de los salesianos que me han formado y de aquellos otros con los que he ido viviendo en comunidad. Algunos me han orientado mucho en la vida. Me han dado mucha luz. Algunos ejemplos de vida me han animado a tomar decisiones importantes. También está la referencia de muchos jóvenes en quienes he recibido muchos ejemplos, también unos ejemplos de vida cristiana de altura. Los distintos lugares por donde he pasado como salesiano me han hecho conocer a mucha gente buena a los que estoy unido aunque sea en la distancia. No sé si he contestado. No he querido poner nombres. Pero he querido valorar lo importante que son las relaciones. O sea: que nos tenemos que cuidar unos a otros y que las relaciones personales son muy sanadoras.

6.- ¿Cómo se puede hacer vida la frase “Signo y portador del amor de Dios a los jóvenes”?

Este es el deseo que tiene todo salesiano. Solo es posible ser signo y portador si uno tiene la suerte de estar habitado por Dios, por ese amor de Dios, del que quiere ser portador o signo. Solo un hombre, una mujer de Dios, podrá llevar a Dios. Solo un hombre, una mujer de Dios, podrá ser signo del amor de Dios. ¡Este es de Dios! ¡Esta es de Dios!

La fe es una fuerza radiante. La fe es como esa señal que está siempre transmitiendo, puede estar escondida, pero está siempre emitiendo señales. La fe se nota, deja huellas en los creyentes, hace buena a la persona, sensibiliza el corazón, llena de compasión, hace mirar el mundo de otra manera.

¿Cómo ser signo y portador del amor de Dios? Yo no me preocuparía demasiado. Déjate coger por Dios. Él va a transmitir su honda a través de ti. No tienes que hacer nada especial. No te pongas muchas tareas, solo deja que Dios sea el corazón de tu corazón.

7.- ¿Cómo ves a los jóvenes de esta generación respecto a la iglesia?

Soy salesiano. Me han enseñado a mirar a los jóvenes con buenos ojos. ¡Agradezco sinceramente esta enseñanza! Yo, a los jóvenes, siempre los veo con buenos ojos. Los jóvenes traen preguntas, dan señales, piden nuevas rutas. Los jóvenes son una puerta para el futuro.

Me viene a la memoria una cita del CGE de los salesianos: “La juventud es el lugar privilegiado del encuentro siempre difícil de la Iglesia y el mundo, el punto más sensible en el proceso de la secularización. Surge, por tanto el problema fundamental de formar jóvenes que vienen de un mundo y que habrán de vivir en un mundo, deberán enfrentarse con un mundo en el que la fe ya no es casi natural, sino que llega a ser objeto de una elección personal”. Estas palabras describen claramente nuestra situación.

8. ¿Cómo valorarías el Pontificado de Francisco hasta el momento?

Está siendo un pontificado magnífico. Desde el inicio de su ministerio se ha instalado una ola de simpatía y de alegría en el pueblo de Dios. Merece la pena ser de Jesús. Hay que recordar que Francisco es un pastor y va a lo fundamental. Lo fundamental está en Jesús y su Evangelio.  No quisiera hacer aquí un comentario a tantas cosas como está poniendo en valor Francisco, porque me llevaría muy lejos. Pero sí que quiero destacar la importancia que da al pobre, la misericordia, la acogida, el discernimiento.

9.- ¿El mejor momento de tu vida?

No sabría responder. Había un libro titulado: “Confieso que he vivido”. No recuerdo muy bien quién era el autor. Creo que era un teólogo. El título es magnífico. La vida trae momentos felices y también trae dificultades; momentos alegres y momentos oscuros. Pero uno vive en unos y otros momentos. Incluso hay momentos que le gustaría no haber vivido pero son parte de su vida.

Me gustaría cambiar el título del libro. Yo pondría: “Confieso que he vivido acompañado”. La palabra acompañado abre una ruta a los demás. Me gustaría poder decir que soy un yo fundamentado en el otro. Ese otro son las otras personas que han dejado su huella en mí. Pero ese otro cuando lo pongo con mayúsculas es Jesús. Entonces puedo decir con alegría, en los momentos buenos y aún en los momentos malos, “confieso que he vivido acompañado”.

10.- ¿Qué crees que les diría Don Bosco a los jóvenes actuales?

No tengo que exprimir mucho mi cabeza. Creo que don Bosco diría los jóvenes lo mismo que dijo a aquellos jóvenes de Valdocco en la carta de Roma: “Os quiero felices aquí y en la eternidad”. En esta expresión está condensada la vida cristiana: la fuerza de la vida, el deseo de la felicidad, la fuerza de la esperanza: una mirada definitiva en Jesús que solo da la fe.

La eternidad es el futuro en Dios para todos, gracias a Jesús, que ha entregado su vida por amor. Para don Bosco solo la fe da esa felicidad definitiva. La felicidad y el amor no tienen caducidad. Dios nos ama no solo hoy. Ama siempre, amará siempre. Dios no da la felicidad solo hoy. Lo hará siempre. Y lo curioso es que nos ha regalado ese amor y esa felicidad porque sí, no porque seamos buena gente, sino por puro amor. El amor y la felicidad son expansivos. En el amor y la felicidad siempre hay un más.

Por: Alberto López Escuer / en salesianos.es

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